Política
Los alcances de la huelga nacional en 25 de Mayo resultaron dispares, ya que mientras la mayoría de los comercios privados atiendieron normalmente, la actividad bancaria y educativa se vio notoriamente restringida.Los bancarios de entidades oficiales adhirieron en su mayoría, al igual que los docentes estatales y otros pocos de colegios privados. Trabajadores judiciales directamente no acudieron a sus puestos.
Algunos empleados en relación de dependencia privada se sumaron a la medida de fuerza convocada por centrales sindicales opuestas a la política del gobierno argentino en reclamo de un mayor poder adquisitivo de bolsillo, básicamente mediante la reducción del impuesto a las Ganancias.
A los temores de faltantes de combustibles se sumó la previsible escasez de dinero efectivo mediante los cajeros automáticos. Y a diferencia de las grandes ciudades del país, el tema de transporte no resultó un problema en la planta urbana.
Esto último no es novedad, ya que hace años que 25 de Mayo no tiene colectivo urbano de pasajeros y líneas de larga distancia dejaron de entrar hasta la terminal céntrica. Además, el único tren que unía Plaza Constitución con Bolívar no corre desde septiembre.
Propietarios de verdulerías reconocieron no haber recibido adecuadamente el martes (#20N) mercadería fresca por el paro gremial, al tiempo que por cortes masivos en accesos a la Capital Federal se reprogramaron viajes de pacientes hospitalarios.
Productores rurales veinticinqueños tampoco movilizaron ganado por las rutas.
Esta primera huelga general desde la asunción de Néstor Kircher a la presidencia en mayo del 2003 y de su esposa Cristina Fernández como sucesora en diciembre del 2007, fue liderada por la Confederación General del Trabajo (CGT Azopardo) -comandada por Hugo Moyano- y la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) -dirigida por Pablo Micheli-.
Como ocurre tradicionalmente, desde el gobierno se minimizaron los alcances del paro al tiempo que los sindicalistas se mostraron exultantes por el resultado.
Menos de dos semanas atrás (#8N), miles de argentinos salieron a las calles pacíficamente también en protesta contra la política del gobierno, el que accedió al poder con el aval del 54 por ciento de las urnas hace casi un año y ahora la imagen pública se acerca llamativamente al 30 por ciento.
